domingo, 25 de julio de 2021

LA ESCUCHA

¿QUÉ ES ESCUCHAR PARA TI? 

 

Escuchar es aceptar lo que el otro nos comunica sin juzgarlo, aceptar que aquello que nos dice forma parte de su vida, que tiene sentido para él. Rafael Echeverría, autor de Ontología del Lenguaje, señala: “A un nivel muy general la escucha es una de las competencias más importantes en un ser humano. En función de la escucha, construimos nuestras relaciones personales, interpretamos la vida, nos proyectamos hacia el futuro y definimos nuestra capacidad de aprendizaje y de transformación del mundo. A través de la escucha prestamos atención a los sonidos que percibimos. La fórmula que plantea Rafael Echeverría es: “escuchar = percibir + interpretar”, siendo así la interpretación que hacemos de aquello que oímos (u olemos, vemos, gustamos, tocamos), yendo más allá de oír. Es decir, escuchamos con todos nuestros sentidos y cada elemento percibido incide en la interpretación que realizamos. En todos los ámbitos de la vida hablamos con el fin de ser escuchados. Si esta escucha no ocurre, nos sentimos frustrados. Habitualmente, esta
falta de escucha es recíproca; es decir, quienes no se sienten escuchados probablemente tampoco escuchan a los demás. Los FACTORES fundamentales para percibir si hay una escucha activa y profunda son: la postura corporal, los gestos de la cara, de las manos y del resto del cuerpo, la mirada, el patrón de respiración. A través de la corporalidad se puede reafirmar o contradecir nuestro lenguaje. Escuchamos desde nuestras propias expectativas y especulaciones sobre lo que debería pasar. Es decir, cada uno hará una interpretación que nunca será idéntica a la de otro, aunque haya escuchado el mismo discurso y/o aunque haya presenciado el mismo evento. 

INTERPRETACIÓN DE LA ESCUCHA 

La escucha activa también es interpretar. Dotar de significado aquello que el otro nos transmite. Esta escucha está influida por nuestra manera particular de ser. Desarrollamos la habilidad de preguntar para comprender mejor y elaborar interpretaciones que tengan sentido para nuestro interlocutor. Es de vital importancia que hagamos una interpretación coherente de lo que el receptor nos transmite, puesto que en función de lo productivas que sean dichas interpretaciones se abrirán unas posibilidades y se cerrarán otras. 

HAY 3 DIRECCIONES EN LA ESCUCHA

1ª) ESCUCHA INTERNA (A MI) 

 Es como me escucho a mí mismo. Es la capacidad de mirarte hacia adentro, y tomar conciencia de ti. Es la voz que escuchamos dentro de nosotros, que en muchas ocasiones está haciendo juicios y nos boicotea. Se trata de observar nuestros pensamientos y emociones, y darnos cuenta de que, esas reacciones y juicios nos llevan a experiencias de nuestra vida. Y esto es lo que habitualmente nos genera malestar, no lo que vemos fuera, como por ejemplo, en una película. Esta escucha interna, nos hace conectar con el Corazón para así evadirte de la mente. Y cuando decides escuchar hacia dentro, aparecen las barreras en forma de bloqueos, inseguridad. Todo esto son resistencias para no sentir algunas emociones dolorosas que hemos intentado ocultar. Y es muy importante aprender a escuchar activamente lo que esas emociones expresan, y sus pensamientos relacionados, para observarlos desde otro lugar. 

Dentro de la Escucha Interna, podemos distinguir 4 ASPECTOS: 

CUERPO. Se trata de escuchar mi corporalidad (mis gestos de manos y cuerpo, mi expresión facial, mi mirada, mi sonrisa, mi postura: si estoy sentado, tumbado o de pie, con los brazos y piernas abiertos o cerrados, si estoy echado para atrás, o hacia adelante, con brazos cerrados o abiertos). A veces no escucho lo que me dice el cuerpo, y es cuando aparece la enfermedad, porque esa emoción que sentimos, sino la identificamos, no podremos gestionarla e integrarla, se somatiza y da lugar a la enfermedad. 

MENTE. Se refiere a escuchar nuestros pensamientos, que me digo a mí mismo y como me lo digo. Es mi dialogo interno. 
EMOCIONES: es identificar que emoción sientes y en que parte del cuerpo la sientes. Las emociones me avisan de algo, son adaptativas a la situación. 

SENSACIONES: Son la forma física, en como siento esa emoción; por ejemplo, un picor, temblores, respiración lenta, o entrecortada, un nudo en la garganta, nervios en el estómago, pinchazo en el pecho, dolor de espalda o de otra parte del cuerpo. 

 2ª) ESCUCHA A OTRAS PERSONAS

Es como escucho yo a otras personas. Cuando escuchamos nuestra atención va dirigida hacia un mensaje específico, es decir, hay una intencionalidad, y todos nuestros sentidos están enfocados a lo que estamos recibiendo. Cuando estamos hablando con otra persona, ambos podemos tener dificultades para escuchar, pasando de escuchar a oír, pues estamos pensando que vamos a decir cuando el otro acabe, en vez de prestar atención a lo que nos dicen. Si todos queremos hablar a la vez y no se escuchan las razones de los otros, no habrá diálogo como tal sino monólogo. Para escuchar de forma atenta debemos saber guardar silencio (tanto de forma interna con nosotros mismos como de forma externa de cara al otro) para captar el mensaje de la otra persona de forma correcta. Mientras no callemos nuestro diálogo interno y prestemos atención a nuestro interlocutor, no aprenderemos a escuchar. Pero si escuchamos al otro, este sentirá que le están dando la importancia que merece y se abrirá a nosotros con facilidad. Por tanto, la escucha es una habilidad que exige apertura, transparencia y ganas de comprender. Únicamente cuando somos capaces de escuchar al otro, abrimos la puerta para que la comunicación se dé. 

 3ª) ESCUCHA AL ENTORNO

Primero tengo que darme cuenta que tipo de entorno es; pues no es lo mismo estar en un sitio cerrado (una casa) o uno abierto ( el campo); se trata de observar si hay silencio, o hay ruidos externos, por ejemplo, un coche, el canto de los pájaros, el agua de la lluvia, voces. 

Tiene que ver con la INTUICION, y se asocia con las percepciones que se producen a través de los sentidos. 

UNA ESCUCHA ATENTA REQUIERE: 

• La capacidad de sentir, de percibir sensorialmente lo que trasmite otra persona. 
• La capacidad de interpretar, de comprender el mensaje captado; esto exige tomar conciencia de las posibilidades de tergiversación de los mensajes, para diferenciar los hechos de las suposiciones y opiniones. 
• La capacidad de evaluar, de decidir la importancia y validez en determinado contexto de lo escuchado. 
• La capacidad de responder al mensaje del interlocutor. 

Saber qué se quiere decir al otro no siempre es fácil. Incluso la petición doméstica o laboral más simple se puede complicar si el otro siente que le estamos exigiendo algo por un capricho nuestro. 

Comunicar nuestros sentimientos o carencias es complejo. Este ejercicio debe empezar por acallarse internamente, es decir, ir al origen de lo que se siente y se necesita expresar. Para ello, hay que silenciarse antes de hablar incluso antes de pensar en ello, pues a veces no sabemos usar la mente de forma correcta. 

Si la comunicación parte del temor, la desconfianza o la inseguridad, habrá problemas en la comunicación. 

Carl G. Jung dice que "Cuando dos personas hablan, en realidad son 6 personas las que están hablando: los que creen ser cada uno de ellos, el que cada uno piensa que es el otro y los que realmente son".

Cuando necesitamos hablar de nuestros problemas, normalmente lo hacemos con amigos que nos reconfortan a la hora de ser reforzados con palabras de apoyo. También nos ayuda a clarificar las cosas, el simple hecho de decirlas en voz alta y escuchar la respuesta de la otra persona. 

Pero, a veces esto no basta, ya que no queremos cargar a las personas con nuestros problemas ya sea porque no nos sentimos escuchados o porque revivamos de nuevo lo ocurrido y nos haga sentir peor de lo que estábamos, o tal vez porque nos sentimos juzgados y no tenemos el apoyo que necesitamos. 

ESCUCHA RECIPROCA 

Como podemos ver, la escucha es BIDIRECCIONAL O RECIPROCA, es decir, participa tanto el Emisor como el Receptor. Se trata de Una escucha paralela, que es escucharme a mí al mismo tiempo que escucho al otro. Hay gente que no sabe escuchar. Aquí hay que aprender a poner límites porque tenemos nuestro AMOR PROPIO, DIGNIDAD y ORGULLO. Yo Tengo el mismo derecho a escuchar y a que me escuchen. Al marcar límites, hay que ser asertivo, sin ser violento ni pasivo, por ejemplo, a la hora de mandar callar a alguien. 

También hay que tener empatía. La empatía es ponerme en el lugar del otro para tratar de entender cómo se siente cuando no hay una escucha profunda. Para ello es importante elegir bien la forma y el momento de hablar con el otro, para no interrumpirle, no tener prisas en ese momento. Y la empatía también es entender cómo se comporta la gente aunque yo no lo comparta, pero se trata de respetar al otro en las diferencias. Depende de la forma en que yo lo pida, si lo hago en buenos términos y sin exigencias, como podré negociar con el otro un tiempo para hablar y escuchar, exponiendo cada uno sus razones. 

En definitiva se trata de escuchar y hacerme escuchar. Si una persona no me escucha, yo se lo digo, pero si por mucho que se lo digo, sigue sin escucharme, puedo romper esa relación. 
Por eso es bueno decir cómo te sientes cuando no te escuchan y que el otro también te diga cómo se siente. 

 La incomunicación se produce cuando no somos claros ni sinceros con el otro, ni conmigo mismo. La comunicación verbal y emocional debe ir junta, porque la mente debe corresponderse con las posturas del cuerpo. Pedir permiso para hablar y preguntar si es un buen momento para hablar y si no lo es, fijas otro momento. 

Se trata de sintonizar, como si fuera una emisora de radio, pararlo y hablar normal y tranquilo, sin gritar. 1 persona que opina diferente a mí, es una BARRERA, porque yo pienso mal del otro, porque no me cae bien. 

Es un aprendizaje positivo de quien opina diferente a mí, si pregunto porque piensa así, en que se basa; esto es importante para resolver un conflicto y no estar con mi ruido interno (otra barrera). Otra barrera puede ser el ruido externo (si gritas al hablar, si estas masticando algo y hablas con la comida en la boca) 

 ESCUCHA PROFUNDA 

Si realmente queremos escuchar bien tenemos que ir más allá y escuchar de una forma global y profunda. Hay muchas formas de escuchar, pero solo la escucha profunda es la que nos une, nos conecta, la que crea y transforma. Esa escucha va más allá de la escucha activa, es una escucha que marca la diferencia en una conversación o en una relación. 

La Escucha Profunda es un cambio de paradigma, que va más allá de los elementos de la comunicación: EMISOR, RECEPTOR, MENSAJE, CANAL Parece sencillo pero escuchar también significa aparcar todos nuestros pensamientos y prejuicios. Significa escuchar mucho más allá de las palabras. Nos pasamos el día hablando, aunque estemos solos. 

Haz la prueba: aparta un momento la vista de la pantalla y escucha lo que su mente te está diciendo. Tus pensamientos no cesan de fluir. Lo quieras o no. Te guste lo que piensas o no. 

HABLAMOS MUCHO, ESCUCHAMOS POCO 

Constantemente nos contamos historias a nosotros mismos, a veces bastante alejadas de los hechos, de la realidad. Necesitamos comprender, analizar, memorizar, dar coherencia a nuestras vivencias. También hablamos constantemente con los demás. Les contamos nuestras historias, de nosotros, de nuestros anhelos, dudas y certezas. Pedimos, damos, solicitamos, requerimos, imploramos, rechazamos… Las palabras sirven para comunicar pensamientos y estados de ánimo. Pero todo hablante necesita a alguien que le escuche. 

Encontrar una persona que sepa escuchar no es fácil. Basta ver lo complejo que es dar órdenes simples en el trabajo, o en casa: “Haz esto” o "Te había dicho que…". "¡Ah! Pues yo entendí que…". Es algo que sucede a menudo. 

CLAVES PARA PRACTICAR LA ESCUCHA PROFUNDA 

1. Sentirse interesado por la persona que se tiene delante y abrirse a ella. Nuestros gestos comunican si estamos dispuestos al diálogo o va a ser una conversación de sordos. Es primordial una postura abierta, sin tener los brazos cruzados, y una expresión acogedora que invite a la confianza. 

2. Transmitir que tenemos tiempo para el otro, aunque sea escaso. ¡En pocos minutos se puede estar muy presente y hacerlo sentir! 

3. Adoptar una actitud receptiva. Implica estar atento a nuestras reacciones y opiniones, que van a modular nuestra comprensión y contener nuestras opiniones para escuchar el punto de vista del otro. 

4. No juzgar. Si la persona que habla se siente juzgada se distorsiona la comunicación y no se siente comprendida. Para mostrar empatía, podemos no estar de acuerdo, pero tenemos que hacer el esfuerzo de escuchar sin culpabilizar al otro. Prestar Atención a los gestos, muecas y miradas. 

5. No dar consejos ni precipitarnos a resolver sus problemas. Muchas veces, cuando alguien se siente escuchado, va encontrando por sí mismo ideas que le ayudan. Otras veces, expresar emociones o pensamientos ayuda a clarificarlos. 

6. Dar signos a la persona de que la comprendemos. De vez en cuando asentir o reformular alguna frase o idea para mostrar nuestra empatía. Estar frente a alguien que no da ningún signo de comprensión es muy desagradable. 

7. Solo cuando la persona lo pida, expresar nuestro punto de vista con respeto. Lo haremos  aceptando que la misma realidad se puede ver de maneras distintas y esto puede enriquecer las relaciones. 

En este nivel de escucha somos conscientes del clima emocional, de la energía, de cómo cambian las emociones: detectamos la tristeza, la alegría, el miedo, los cambios de actitud. 

Percibimos al instante la apertura del otro, cuáles son sus emociones, cuál es su bloqueo, cuando podemos entrar y cuando debemos retirarnos. Sabemos y sentimos por donde va y a donde nos lleva la conversación, cuando se produce ese clic que es el anuncio del cambio, del despertar. 

Es este tipo de escucha la que nos permite realizar preguntas, poderosas, que marcan un antes y un después, no sólo en la conversación, sino en la vida del cliente. La escucha global y profunda es la única escucha capaz de transformar, cambiar y crear nuevas posibilidades.


EL SILENCIO

Escuchar a los demás y a uno mismo de verdad nos hace más completos. Pero para mejorar la escucha es indispensable aprender a escuchar el silencio. A veces que haya mucho silencio en una conversación, puede ser violento e incómodo. ¿Cuántas veces esperamos una respuesta y la respuesta es el silencio y esto es algo que nos duele o nos molesta? Cuando iniciamos la comunicación a través de una pregunta, esperamos, una respuesta. 

En cambio sí “escuchamos” el silencio como respuesta. ¿Significa esto una contestación positiva (“el que calla, otorga”)? Pues esto no tiene por qué ser así. Por ejemplo, pregunto a mi pareja: ¿Qué te ocurre? ¿Estás enfadado? ¿Te he hecho algo? Y la respuesta que recibimos es el silencio. ¿Significa que porque se calla, no quiere arreglar la situación? Nos podemos plantear lo siguiente, ¿hay que responder siempre de manera inmediata? ¿No me puedo parar a pensar la respuesta? ¿Mi respuesta? ¿No es mejor en algunas situaciones coger aire, respirar, pasear, cerrar los ojos… antes de contestar? Mientras tanto silencio. ¿Me tengo que enfadar si no me contestan de inmediato? ¿Me enfado primero y luego vuelvo a preguntar o pregunto y si me tengo que enfadar… me enfado? 

Aprendamos a usar los silencios, aprendamos a interpretar los silencios. Se trata de que escuchemos más y con mayor atención. Y si a pesar de todo, no queremos lastimar a nuestro interlocutor: aprendamos a romper los silencios. Todos conocemos la expresión de que el silencio vale más que mil palabras.

En la comunicación con los demás, son tan importantes las palabras que decimos, como los silencios que hacemos. En una conversación cara a cara, el silencio indica que estamos concentrados escuchando lo que el receptor nos dice. Un silencio prolongado puede ser síntoma de aburrimiento, desinterés por el tema y de esta forma, nos evadimos y no escuchamos, sino que sólo oímos, sin ejercer una escucha activa. 

En una comunicación telefónica, hay que hacer especial hincapié en lo que decimos, y cómo lo decimos; también es de vital importancia los silencios que se producen al otro lado del teléfono, los cuales, deben ser cortos y siempre estarán justificados, diciendo por ejemplo, que estas tratando de recordar algo o bien diciendo que se mantengan a la espera porque tienes que buscar alguna información (por ejemplo, en una llamada a tu compañía de teléfono). Un silencio largo y prolongado, al teléfono, es negativo y desfavorable para nosotros, porque la persona con quien estamos hablando, puede pensar que hemos colgado, o que no la estamos escuchando. 

En otras situaciones, el silencio está justificado, como por ejemplo cuando vamos al cine, al teatro, a una conferencia, a una boda. En estos casos, el silencio es necesario, por respeto y educación hacia el resto de las personas. 

 FUNCIONES DE LA ESCUCHA 

¿Para qué nos sirve escuchar? ¿Qué funciones nos aporta? 

 1. PARA CONSTRUIR RELACIONES PERSONALES

Es importante en el ámbito de relaciones por esto: • Es una atribución de Valor a la persona. Cuando yo escucho te estoy diciendo, que me interesas, me importas, que mereces la pena, que vales, en definitiva que te veo y te quiero. 

 2. NOS INDICA LA CALIDAD DE LA RELACIÓN

Según el tipo de relaciones que tenemos, cuando yo me siento escuchada, por alguien, la calidad de la escucha será mejor. Aquí podemos ver como es nuestra escucha y, como es la de otra persona. Cuando te sientes escuchado, te sientes valioso. Podemos REFLEXIONAR sobre: ¿Cómo os hace sentir las personas a las que os cuesta escuchar? ¿Qué valor les damos? ¿Y cómo es la calidad de la relación con los que si nos sentimos escuchados y con los que no, y viceversa? Mirarnos a nosotros mismo es escucharnos y decirme: “Yo merezco la pena, yo me veo, yo me importo, me importa lo que me pasa”. ¿Qué me estoy diciendo si escucho siempre más a otras personas que a lo que me pasa a mí? ¿Qué me estoy diciendo a mí?; ¿Qué valor me estoy dando yo? ¿Qué relación tengo conmigo? ¿Cómo es la calidad de relación conmigo mismo? 

3. DEFINE NUESTRA CAPACIDAD DE APRENDIZAJE

Si yo me abro a escuchar, seguramente aprenderé. Si yo me cierro, también cerraré mi escucha y mi aprendizaje se resiente de alguna manera. 

4. DEFINE NUESTRA CAPACIDAD DE TRANSFORMAR EL MUNDO

Para poder intervenir en el mundo y mejorarlo, primero necesitaré enterarme, de que pasa en el mundo, que le pasa a esta persona. Entonces cojo información, porque así, puedo operar mejor. 

 5. ASEGURAR ALTOS NIVELES DE EFECTIVIDAD EN NUESTRO ACTUAR

Por tanto, nos puede mejorar, nos puede dar mayor efectividad en nuestra acción. Entonces, si yo me paro a escuchar, habré cogido más información y por lo tanto, podre actuar mejor, en ese sentido. 

6. NOS CONSTITUYE COMO PERSONAS. INTERPRETAMOS LA VIDA

Gracias a escucharnos, interpretamos nuestra vida y también nos proyectamos a futuro, es como que constantemente nos está dando coherencia. Por eso es tan importante la escucha, porque nos ayuda a constituirnos y a proyectarnos.

7. INTERPRETAR

Todo el rato interpretamos. Por eso decimos que “la interpretación es el corazón de la escucha” (según Rafael Echevarría). La interpretación empieza a variar. ¿Y desde dónde? Pues escucho la totalidad, no me voy quedando con cada elemento, nuestra totalidad es diferente y cada cual pone el foco en una cosa distinta. En la interpretación estamos generando un sentido todo el rato. De todo lo que he escuchado, cada uno se ha quedado con una cosa que es a lo que le damos sentido. 

8. TEMPORALIDAD

Es como hemos ido ordenando lo que pasaba en cada momento (de una conversación), y cada persona lo configura a su modo. La temporalidad también nos habla de que a veces, lo que escuchamos se queda y lo podemos volver a escuchar de nuevo y le damos un nuevo sentido. 

9. CARÁCTER HISTÓRICO DE LA ESCUCHA

Escuchamos desde nuestra historia personal y por ejemplo alguien más sensible a la violencia de género, le pone mucho más énfasis a esto que a un robo u otra cosa, por ejemplo. Esto es porque por mi historia, yo estoy más sensible o porque tengo muchos prejuicios. Pero podemos convertir la historia en algo totalmente diferente, en función de si el tema nos toca más o menos. Se trata de tomar consciencia de hasta qué punto escuchamos, efectivamente, desde nuestra historia, desde nuestra cultura, desde nuestra temporalidad, desde nuestras expectativas. Si hay algo que me interesa mucho, entonces pongo toda mi escucha, estoy muy pendiente de todo. 


 REDUCIR LA BRECHA INEVITABLE DE LA ESCUCHA

 “Sé que crees entender lo que piensas que yo dije. Pero lo que tú oíste no era lo que yo quería decir” 

Muchas veces hablamos y no nos escuchamos el uno al otro. Una brecha es lo que se produce entre la expectativa que yo creo acerca de una conversación y su desarrollo. Esto significa que la brecha no es siempre igual y puede aumentar o reducirse durante la conversación El reto de esta escucha es que hay una brecha inevitable en nuestra escucha. Esto va a ser así siempre. Siempre va a haber 1 persona que transmite un mensaje y un observador dará su interpretación, y habrá otro observador enfrente que le va a dar una interpretación distinta. 

Por tanto, aquí se plantea, según Echeverría, que la Escucha va a ser siempre una aproximación, y será una aproximación más cercana o más lejana. La mala noticia, es que existe una brecha inevitable y ahora tenemos conciencia de ello y la buena noticia es que si podemos hacer que sea más grande o más pequeña. 

Para reducir esta brecha ponemos responsabilidad y acción, como personas. No hay una escucha perfecta, siempre habrá malentendidos, en las relaciones, pues cada uno vamos a pensar de forma diferente, vamos a entender las cosas de un modo u otro, pero si respetamos esas diferencias y asumimos nuestra responsabilidad, podremos salvar esa brecha que se produce en la escucha. 

Lo más eficaz, para reducir esa brecha, es cambiar el observador y a partir de ahí, podemos realizar algunas acciones que nos ayudará a hacernos cargo de esa brecha abierta. 

 3 TÉCNICAS  PARA CERRAR ESA BRECHA

1. Verificar la escucha. Comprobar que nos está escuchando y no solo oyendo, a través de la expresión verbal y no verbal.

2. Compartir inquietudes

Cuando hablamos queremos comunicar algo que nos inquieta o nos preocupa, o simplemente para compartir con otra persona algo satisfactorio que nos ha ocurrido. Sin embargo, cuando no hacemos explícita esa inquietud, estaría bien que quien nos escucha nos preguntara por la misma. Una vez que conocemos esa inquietud podremos comprender mejor el mensaje. Si yo digo algo, no significa que el otro lo interprete tal y como yo quiero. Para reducir esta brecha es aconsejable verificar si realmente hemos entendido lo que nos han dicho. 

 3. Indagar

Nuestra interpretación depende del observador que somos y por esto la indagación es fundamental. Cuando indagamos, lo hacemos para escuchar mejor y para que el otro nos hable más. Si creemos que quien nos habla ha dicho algo ambiguo o si creemos que hay distintas interpretaciones acerca de ello, podemos indagar para asegurar que la interpretación que hacemos de esa conversación es válida. Cuando reducimos la brecha estamos en una mejor posición para solucionar conflictos, debatir, negociar, definir responsabilidades. 

4 NIVELES DE ESCUCHA 

 1. Sentido Semántico y Práctico del habla del orador. 

Se refiere al sentido de las palabras y lo que intenta expresar el otro, dando una interpretación a lo dicho. 

2. Inquietudes del orador. El oyente debe escuchar las inquietudes del orador y compartirlas con él, para así hacer una interpretación de las mismas y entre los dos ver, si esa inquietud es cierta, o si en cambio hay otra distinta, y ver el juicio que se esconde detrás de ella. 

3. Estructura de Coherencia del Observador como orador. Se trata de ir más allá de lo que dice el orador, para escuchar la forma de ser del orador, aunque cada persona lo verá de una manera diferente, según la interpretación de su propio observador, pero podemos equivocarnos en la misma; por ejemplo, si el orador miente, la interpretación perdería validez. Por eso hay que ampliar la escucha más allá del lenguaje, observando si ha coherencia entre lo que dijo y luego hizo o viceversa, siendo capaz de ver cuando hay incoherencia entre el lenguaje, la emoción y el cuerpo. 

 4. "Saber escuchar el bien". Para eso hay que diferenciar cuando el otro intenta procurar mi mal, con sus palabras. Y por eso debo verificar si a la hora de hablarme lo hacen para herirme o para agradarme. Se trata de escuchar el bien, cuando alguien intenta hacerme el mal, incluso cuando yo soy quien procura el mal a los otros, y ser vulnerables el uno con el otro, haciéndonos responsables cada uno de nuestras propias acciones.   

 TRANSFORMACIÓN PERSONAL EN LA ESCUCHA 

El lenguaje que utilizamos tiene un gran poder de transformación personal, a través de las palabras que son las que abren la posibilidad a dicha transformación. Así, si pensamos que da igual lo que digamos, vamos a sentir que no nos escuchan y seguiremos actuando igual y esto nos producirá impotencia y resignación y hará que no nos sintamos valorados por los demás, porque no se respeta ni se hace lo que yo quiero sino que siempre se hace lo que el otro quiere. 

De este modo nos quedamos estancados, porque no estamos poniendo límites ni haciendo un reclamo para que nos escuchen al hablar, y cuando lo hacemos, nos sentiremos más aliviados, pues sentiremos que somos escuchados y nuestra dignidad no será tocada. Aprender a escuchar requiere de un compromiso de ambas partes, que hace que te abras a ser transformado por los demás, y sientas en tu interior ese poder que te lleva a la acción, actuando en función de si crees que puedes o no hacerlo.

La apertura a la transformación personal hace distinciones a nivel de observador y a nivel de acción. Al observar tenemos una amplia gama de acciones a realizar, y es posible cambiar ese observador que somos a través de dichas acciones, que cambiará a su vez, el modo de comportarnos, aunque no siempre. Por tanto, podemos transformarnos o bien cambiando de observador o bien cambiando de acción. Hay una serie de límites, en nuestro proceso de transformación personal. 

Tenemos que estar abiertos a la misma, pero sin escuchar siempre todo lo que dicen los demás, sino haciéndolo desde nuestra propia coherencia interna, con nuestro propio criterio, pues cada cual interpreta una misma situación de forma diferente. Por ello, un límite es ser capaz de discernir lo que escuchamos, pues no todo lo que escuchemos nos hará cambiar, debemos ser capaces de distinguir por nosotros mismos, que es aquello que puede lograr transformarnos o no, independientemente de lo que piensen los demás. 

 CORRESPONSABILIDAD DE LA ESCUCHA 

En toda comunicación, hay una ACCION que nos lleva a un RESULTADO. Cada uno somos responsables de lo que escuchamos, al igual que el orador también es responsable de lo que escucha el oyente. 

Según el pensamiento ontológico, "Uno dice lo que dice y los demás escuchan lo que escuchan”, aunque tanto los oyentes como los oradores son corresponsables de la escucha, tanto de la nuestra como la de los otros. 

Sin embargo, en toda conversación se puede producir una brecha, y es labor del oyente y el hablante el indagar para reducirla y llegar a una mejor escucha. Además, la escucha del otro, está condicionada por la forma de hablar del otro, si lo hacemos con respeto, y transmitimos interés y confianza en el otro, no solo con el habla, sino también a través de nuestras emociones y sentimientos. A veces puede haber un bloqueo en la escucha del otro y de lo que se generar las condiciones de escucha que queremos en el otro. 

Hasta ahora hemos estado más, desde parte del que escucha, pero cuando yo hablo, también depende de cómo lo haga, pues mi habla puede abrir o cerrar la escucha. Por lo tanto voy a coger esta co-responsabilidad también en mi acción de hablar para reducir la brecha. 

 FACTORES DE APERTURA A LA ESCUCHA

1. Respeto. 
2. Indagar. Si yo te voy preguntando o indagando, poder saber con mayor fiabilidad cuál es el mensaje que realmente me quieres transmitir. 
3. Mostrar interés. Esto hará que la otra persona se abra 
5.Emociones. Si yo tengo una emocionalidad de ternura, de positividad, es más posible que la gente esté más receptiva. 
6. Confianza. Cuando yo te doy confianza también me hago confiable, y esto hace que sea más posible que la otra persona confié en mí. 

 FACTORES DE CIERRE DE LA ESCUCHA

De la misma forma, si yo digo que tengo toda la verdad y vengo a imponer y a descalificar a alguien con mi habla, lo más probable es que la gente se cierre. Entonces cuando alguien no me escucha, me voy a plantear también como es mi habla. Puede ser que actué así porque se está defendiendo o porque tiene miedo de escuchar algo que en realidad no quiere oír. Pero esto tiene que ver con los propios juicios y creencias de la otra persona. 

 “Si quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y acallar cuando no tengas nada que decir”. 
(Johann Kaspar Lavater) 


Sandra Cano

LA ESCUCHA

¿QUÉ ES ESCUCHAR PARA TI?    Escuchar es aceptar lo que el otro nos comunica sin juzgarlo, aceptar que aquello que nos dice forma parte de s...